LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 20

Lucía había decidido que ya había llegado el momento de realizar por fin la gran aventura de su vida. Llevaba mucho tiempo planeándola y finalmente eligió hacer una gira de conciertos por Irak. La verdad es que era un asunto muy peligroso debido a la inestabilidad política que reina en los últimos tiempos en aquel país pero era una idea que le rondaba desde hacía ya muchos años y pensaba que había llegado la hora de llevarla a cabo. Ella creía que la mejor arma para conseguir la Paz en el mundo era a través de la música y por eso se decantó por este lugar tan conflictivo para poder demostrarlo. Para ello eligió el CONCIERTO DE ARANJUEZ como uno de los temas para su próxima gira: “Pues también podrías haber elegido LA PÍCARA GUERRILLERA, ¿no te parece?” / ”¡Pero Lucía, lo que quieres hacer es una locura...!“/ “Ya lo sé, pero creo que debo ir allí ahora mismo. Además, tengo la intención de encontrar el lugar donde se guardan las famosas armas de destrucción masiva que nadie ha podido localizar todavía.” / “¿Y cómo vas a hacerlo si nadie ha podido conseguirlo hasta ahora?” / “Es que tengo una idea.” Nada más llegar al aeropuerto, Lucía detectó a un grupo de personas un poco sospechosas. Armó su instrumento rápidamente y comenzó a disparar sonidos por aquí y por allá, con las notas del CONCIERTO DE ARANJUEZ. Las notas impactaron en los oídos y en los corazones de cada una de esas personas, las cuales se entregaron a la Policía arrepentidas por sus numerosísimos crímenes. Sin embargo, uno de ellos logró escapar. Parecía asustado pero también daba la impresión como si se hubiese librado de un gran peso de encima, ya que este joven estaba obligado en contra de su voluntad a seguir unas ideas que no compartía en absoluto. Lucía, acompañadas de Encarni y Lola, no lo perdieron de vista y le siguieron hasta una remota cueva que había en las afueras de la ciudad: ”¡Seguro que este es el lugar que tú andabas buscando, Lucía!“/ “Venga, vamos a echar un vistazo ahí abajo...” El chico fue sorprendido justo en la entrada y tuvo que admitir todo lo que ya suponían. Bajaron hasta el fondo de la cueva y cuál fue la sorpresa de cada una de ellos, incluso de él mismo, cuando se dieron cuenta de que lo que había escondido realmente en aquella cueva no eran precisamente las armas de destrucción masiva como ellos pensaban, sino una funda de platillos de concierto, una maza de bombo, dos pares de baquetas y un afinador que habían desaparecido hacía ya mucho tiempo.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 19

Lucía estuvo el fin de semana pasado en un Curso de Sexo... Perdón, queríamos decir... de Saxo, en Nueva York, donde le sucedieron gran cantidad de anécdotas dignas de contarse en este capítulo. Cuando llegó a casa, estaban esperándola Encarni, que era su cumple, y Lola, que se había echado novio: “¿5.000? Ya empezamos con tus bromicas, Encarni.” / “Pero si te estoy diciendo la verdad...” / ”Lucía, Encarni tiene razón. Es que resulta que hoy es su cumple días y estaba esperando a que llegara la cifra 5.000 para celebrarlo. ¡Y lo del novio ya te lo cuento luego! ¿Vale...?“ / “Venga, ¿Qué era eso tan importante que querías contarnos?” / “Pues veréis. Estábamos empezando la clase de interpretación cuando una chica se acerca a mí diciéndome que si le podía acompañar en un dúo para saxofón alto. Yo le dije que sí. Entonces ella me enseñó la partitura que quería tocar. Yo la conocí al instante porque ya la había tocado muchas veces pero había una cosa que me llamó mucho la atención. Las notas de la parte que tenía que tocar yo, no estaban en la misma tonalidad que la suya y además tenía muchos errores, cosa que no me preocupaba demasiado porque me la sabía de memoria, pero que no concordaba con el alto nivel de preparación que se suponía que tenían los alumnos inscritos en el curso. A mitad de la clase hicimos una pequeña pausa, aproveché para ir al aseo y cuando volví comprobé que la partitura ya no era exactamente la misma. Le había cambiado algunas notas con el máximo cuidado. En ese momento empecé a sospechar que algo extraño estaba sucediendo ya que algunos chicos se estaban riendo sin motivo aparente. De todos modos quise seguir con la farsa para saber como terminaría todo aquello... Cuando fui a coger mi saxofón, ella me lo había escondido y había puesto un jamón en mi estuche. Todo el mundo empezó a reírse. La verdad es que me sentía un poco incómoda pero decidí coger el jamón, me lo puse en la boca como si fuera a pegarle un mordisco y cuando nadie podía aguantar más con las risas, empecé a tocar el CONCIERTO DE ARANJUEZ, con el jamón. No os podéis imaginar las caras de estupefacción que pusieron todos. Después invité a la chica a tocar el dúo. Ella, que pensaba que iba a morder el anzuelo con la partitura equivocada, asintió. Pero enseguida descubrió que quién iba a patinar era ella misma, por lo que salí airosa de aquella situación...” / “¿Y de dónde era esa chica?” / “Pues fíjate que era precisamente de Murcia, concretamente de Molina de Segura.” / “¡Pues vaya con la pícara molinera!” / “¡Estupendo, Encarni! Por fin he conseguido que lo dijeras sin equivocarte...”

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 18

Una de las muchas virtudes que tenía Lucía era la rapidez, no solamente por su virtuosismo musical cuando tocaba el saxo, sino por la facilidad que tenía para desplazarse de un lugar a otro. Y es que solo con hacer un pequeño chasquido con los dedos, podía conseguir llegar a cualquier sitio que le apeteciera en menos de un segundo. ¿Cómo lo hacía? Eso nunca lo sabremos. Pero estamos casi seguros de que los fabricantes de automóviles, trenes, barcos, aviones... aunque lo supieran, nunca lo utilizarían ya que sería la ruina de sus negocios. Por eso no era de extrañar que cuando Encarni la llamó por teléfono en una ocasión para pedirle que le echara una mano en una redacción que tenía que llevar al Conservatorio, Lucía ya estaba llamando a la puerta de su casa antes de que ella colgara: “¡Es increíble que hayas tardado tan poco tiempo en llegar a mi casa!” / “Lo increíble hubiera sido haber tardado un poco más. Porque cuando tú me has llamado yo estaba pasando muy cerca de aquí y no ha sido demasiado difícil llegar mientras hablábamos por teléfono... ¿Y a qué se debe tanta urgencia?” / “Es que necesito que me digas quién fue el autor de LA PICARA CAMIONERA.” / “Encarni, ¿Cuántas veces voy a decirte el título correcto?” / “¡Uy, qué despistada! Si es que hoy llevo un día... Fíjate que he ido a ensayar con María y me he traído su oboe sin darme cuenta y me he dejado mi casa en su flauta...” / “Querrás decir: mi flauta en su casa...” / “¡Pues yo no sabía que tú también tocabas la flauta! ¿Por qué no me lo habías dicho antes...?” / En ese momento llegó María con la flauta de Encarni: ”¿Pero eres tú de verdad?“ / “Pues claro... ¡En carni y hueso! O si lo prefieres: ¡Yo, yo misma y Encarni!” / ”¿Se puede saber donde está mi oboe?“ / “¿Pues dónde va a estar? En el lugar donde tendría que estar mi flauta...” / “Vuestros diálogos son mejores que en las películas.” / ”¿Y cómo está Re sostenido?“ / “¡Ah, muy bien! Se ha recuperado perfectamente. Pero ahora La bemol ha enfermado y Mi natural me ha mordido esta tarde...” / “¡Pero de qué estáis hablando vosotras dos...!” / ”¿Pero es que no lo sabes? Resulta que Encarni tiene una cría de perros y les ha puesto a todos, nombres de notas musicales.“ / “¡Y ya he completado la escala cromática!” / “¿Y los perros cantan?” / “Pues todavía no. Pero cuando sean un poquico más grandes les voy a enseñar a cantar por lo menos EL CONCIERTO DE ARANJUEZ y LA PÍCARA TORTI...” / “¡Encarni! ¡Por favor, no te pases!”

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 17

Lucía y sus inseparables amigas habían ido a acompañar a Juana para ver como se sacaba el carné de conducir. Y después se dirigieron al Auditorio y Centro de Congresos para oír un concierto de Pedro Iturralde. Este gran saxofonista fue maestro de Lucía durante muchos años y aprovechando que daba un concierto muy cerca de allí, Lucía había quedado con él para charlar un poco en la misma cafetería del Auditorio. Hacía mucho tiempo que no se veían y le hacía mucha ilusión poder hablar al menos unos minutos con ella. Como desgraciadamente no podían verse por muy diversas circunstancias, habían acordado que, por lo menos, un par de veces al año tuvieran oportunidad de hacer un hueco en sus agendas. Encarni, sin embargo, parecía que estaba más pendiente de lo que iba a hacer Fernando Alonso ese fin de semana que en cualquier otra cosa. Aunque de vez en cuando, mientras circulaban por el centro de la ciudad, prestaba atención a algunos detalles especialmente significativos: “Pues debe de ser un concierto muy importante el que se va a dar esta noche porque los carteles están por todas partes...” / “¿A qué concierto te refieres, Encarni?” / “¿Es que no os habéis dado cuenta todavía que en casi todas las calles está anunciado el Concierto de Estopa? ¡Si es que no os fijáis en nada...!” / “Encarni... que eso no son carteles anunciando ningún concierto. Son las señales de STOP...” / “Ya me parecía a mí raro que todos los carteles estuvieran equivocados... ¡Anda! ¡Mira, Ana Gema! ¿Has visto a ese Director de Orquesta? Ese hombre tiene que estar loco de remate. ¿Tú crees que se pone a dirigir sin batuta en medio de la calle con todo el tráfico que hay? Pero lo peor es que no se ha dado cuenta aún de que no hay ni un sólo músico...” / ”¡Encarni! La que está un poco chiflada eres tú. Porque ese no es un Director de Orquesta. ¡Es un agente de tráfico que está regulando la circulación!“ / “Pues como yo lo he visto mover las manos, pues se me ha figurado que era un Director...” El concierto fue todo un éxito aunque Encarni estaba un poco desconcertada: “Lucía, esta obra que hemos escuchado tenía un movimiento que era Andante con moto. Y yo he esperado todo el concierto para ver aparecer la moto por el escenario y te aseguro que no la he visto ni una sola vez...” / “¡Pues la próxima vez que vengamos tienes que estar un poco más atenta para que no te pierdas absolutamente nada...!”

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 16

Cuando regresaron del último viaje se encontraron con una noticia estupenda. Esa misma tarde se habían ido todas juntas a jugar al tenis y el padre de una amiga de Lucía, que era Policía, había ido a recogerlas urgentemente al Polideportivo. Llevaba en la mano una carta donde se les comunicaba que habían sido seleccionadas para participar en un Concurso Internacional de Música en Honolulú, capital de Hawaii. Por lo que, casi sin deshacer el equipaje, se embarcaron nuevamente, en esta ocasión, rumbo a la Polinesia. Cuando llegaron a la ciudad se instalaron con los demás participantes en un edificio polivalente en forma de Polígono y después se fueron al Conservatorio, que estaba situado junto al Instituto Politécnico. Habían más de 7500 músicos de todos los países agrupados en cientos de equipos... El concurso estaba dividido en tres fases. La primera fase era teórica y se trataba de contestar a una serie de preguntas: “¡A mí me parece que este aula está llena de polillas!” / “Yo también lo creo, pero no hay tiempo para averiguarlo, Encarni. Vamos a continuar que todavía nos faltan varias preguntas... A ver ésta... ¿Cómo se llama la música que tiene 2 o más voces sonando de forma simultánea? Ésta es muy sencilla: ¡POLIFONÍA! / ”¡Muy bien! ¡Vamos a por la siguiente! ¿Cómo se llama el grupo de rock británico que lideraba el cantante Sting? Ésta también es muy fácil: THE POLICE... Ahora te toca a ti, Encarni.“ / “¡Vale! ¿Cómo se llamaba una de las obras obligadas en el Certamen Internacional de Bandas de Música Ciudad de Valencia del año 2001 cuyo autor es Andrés Valero...? ¡Ah, en ésta no me voy a confundir! Pues cuál va a ser... POLI - ENFERMO...” / ”¡Que no... Encarni! ¡Que no se llama así! Que es POLIFEMO. ¿Es que no te acuerdas que la escuchamos hace unos días en el Auditorio...?“ / “¡Ah, sí...! Si es que estoy un poco despistada...” / ”Vamos a por la última pregunta. ¿Cómo se llama el cantante cubano que cantaba canciones como Dos Gardenias, Angelitos negros...“? / “Ésta sí que me la sé de verdad... Este cantante se llama... ANTONIO PACHÍN” / “PACHÍN, no... Encarni. Qué es MACHÍN...” La segunda fase consistía en realizar unos breves ejercicios polirítmicos preparados por un músico polifacético e interpretar una obra politonal... Finalmente, la tercera fase consistía en la interpretación de una obra de libre elección. No es necesario decir la obra que tocaron Lucía y sus amigas. Y tampoco es necesario decir quien ganó magistralmente el Concurso...

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 15

Eran ya las 4 de la mañana. Ninguna de ellas podía conciliar el sueño pensando únicamente en el lugar idóneo para pasar unos días de vacaciones antes de que comenzara el curso escolar... De pronto, a Encarni se le ocurrió una magnífica idea. Saltó inmediatamente de la cama y se fue corriendo y gritando por las calles: “¡Ya lo tengo! ¡Ana Gema, despierta! Este año nos vamos a ir de vacaciones a Raquetas de chili.” / ”¡Pero Encarni, tú estás chalada! ¿Es que no podías haberte esperado hasta mañana? ¿Y qué es eso de Raquetas de Chili?“ / “Espera, que me he equivocado... Quería decir: Raquetas de María del Mar... ¡Ay, no! Que tampoco es eso... / ”Encarni. Yo me creo que tú estás un poco despistada... Querrás decir: Roquetas de Mar... / “¡Eso es! Es que no me acordaba muy bien del nombre ese...” / ”Pero yo creo que ahora no es el mejor momento para ir allí...“ / “Pues entonces, nos podemos ir al Sitio de Zaragoza, ¿Qué te parece...?” / Ana Gema no podía contener la risa por las divertidas ocurrencias de Encarni... A la mañana siguiente Lucía salió de casa muy temprano para ver a sus amigas y para comunicarles una noticia extraordinaria: “¡Ya está todo solucionado! Vamos a llamar a todos los demás para que preparen las maletas. ¡Porque este año nos vamos a ir a Bullas...!” / “¿A Bullas? ¿Te refieres a aquél pueblo que hay cerca de Caravaca de la Cruz, en la provincia de Murcia...?” / “¡No, no...! Me refiero a una pequeña aldea de unos pocos habitantes, perteneciente a la Parroquia de San Pedro de Arcos en el Municipio de Outeiro de Rei (Otero del Rey) en la Provincia de Lugo (Galicia) / ”¡Venga, Lucía! Tú nos estás tomando el pelo a las dos, ¿verdad?“ / “Eso es lo que yo pensé cuando me llamaron anoche por teléfono. Pero resulta que no. Que es verdad. Porque nos han invitado a la inauguración de un Auditorio que se ha construido allí mismo para todas las aldeas que hay en los alrededores y quieren que toque yo el Concierto de Aranjuez en la inauguración. Y nos han invitado a pasar una semana con ellos. Vosotras también, por supuesto. ¿No es maravilloso...? Por cierto... anoche escuché unos gritos muy pero que muy extraños... ¿Vosotras los escuchasteis por casualidad?” / ”¡Pues la verdad es que yo no escuché absolutamente nada...! ¿Y tú Encarni, escuchaste algo...?“ / Y Encarni, más colorada que un tomate, le tuvo que contar a Lucía todo lo que le había sucedido durante aquella larguísima y alocada noche, que no olvidaría nunca jamás...

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 14

Después del fantástico fin de semana en Marte nuestras chicas ya estaban preparando una nueva aventura. Como estaban de vacaciones decidieron irse de viaje a algún lugar durante toda una semana, aunque todavía no se habían puesto de acuerdo: “¿Y por qué no nos vamos a JÚPITER? No, espera... Podríamos irnos todavía mucho más lejos... ¡Qué os parece si nos fuéramos al planeta DUNE!” / “Encarni, tiene que ser algún sitio que esté EN ER MUNDO. Yo estaba pensando que podríamos pasar unos días en PUENTEAREAS. Y de esa manera, podríamos visitar a LA TABERNERA DEL PUERTO y saludar a nuestra amiga MARÍA MAGDALENA”. / “¡Vale! Y luego podríamos ir a BAR HERNÁNDEZ y saludar a VICENTE MARÍN y a PAQUITO CHOCOLATERO. Pero también podemos ir a JERUSALÉN. Y visitar LAS RUINAS DE ATENAS y aprovecharíamos para comprar algunas cosas EN UN MERCADO PERSA.” / ”Eso sería estupendo. Nos podemos establecer unos días EN LAS MÍSTICAS TIERRAS DE EGIPTO... Y en vez de hacer el Camino de Santiago podemos hacer el ÉXODO ese que aparece en el Antiguo Testamento. Y podemos ver las tierras de NABUCCO... Aunque a mí también me gustaría irme de marcha a una FIESTA EN BENIDORM. Es que me han dicho que PEPE EL FESTER va a organizar allí una gran FIESTA DE LAS TROMPETAS.“/ “Eso sería EL DELIRIO, CHÉ, Ana Gema. Pero yo creía que era PEPE ANTÓN quien la organizaba. Sea de una manera o de otra, allí podríamos bailar el SEGUNDO VALS DE SHOSTAKOVITCH y la SAMBA DEL FUEGO. Y después nos podemos ir por un CAMINO DE ROSAS a XABIA. Y a ALFARA DE ALGIMIA. Y luego D’AGOST A CALLOSA. Y también a CASTIILLA...” / “Y subiremos con las DAMAS DE CASTILLA a la SIERRA DE LUNA. A lo mejor mientras buscamos LA CINTA EN EL VIEJO ROBLE aparece EL GATO MONTÉS.” / ”Bueno, pues mañana seguiremos hablando porque ya se ha hecho un poco tarde... A propósito ¿qué hora es?“ / “Pues SON LAS SIETE.” / “¿Y por qué no nos vamos ahora a ver una película al CINEMA PARADISO?” / ”Vale, ¿qué película hacen esta tarde?“ / “Pues yo creo que hacen una película muy CÉLEBRE: MEMORIAS DE ÁFRICA.” / ”Pues para ver una película de África podríamos ir a ver EL REY LEÓN.“ / “¿Y por qué no vamos a ver EL ÚLTIMO MOHICANO? Esa sí que es una película guapa”. / ”¡Guapa! Tú sí que eres guapa: TRES VECES GUAPA.“ / “¡Ah, sí...! Pues tú el otro día me dijiste que yo era una SAETA...”

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 13

Lucía había ido a pasar un fin de semana de vacaciones junto a sus amigas. Concretamente se fueron a un campo que tenían los padres de Lucía a unos pocos kilómetros de su ciudad. Cuando todas estaban conversando a la luz de la luna vieron aproximarse un objeto muy extraño por el cielo: “¡Anda, ya vienen los extraterrestres!” / “Encarni, ¿Cómo van a venir los extraterrestres? Tú ves muchas películas de ciencia ficción.” / “Lucía, a lo mejor se trata de una de las naves que salen en la película de LA GUERRA DE LOS MUNDOS. ¿Te imaginas que viene Tom Cruise en esa nave?” / “¡Si, si... Más quisieras tú que venga ese tío por aquí!” / Sin embargo, Encarni llevaba bastante razón aunque ella misma ni se lo imaginaba. Dicha nave se acercó a una explanada que había junto a la casa y aterrizó de la manera más sencilla que uno se podía imaginar. Se abrió una puerta, igual que en las películas de los extraterrestres, y salieron tres marcianos. Era justo como había vaticinado Encarni: ”Buenas noches, Terrícolas. Estamos buscando a una chica que toca muy bien el saxo y que se llama Lucía. Hemos venido para llevárnosla con nosotros, solamente unas horas, porque nuestros ciudadanos de Marte están deseosos de conocerla y quieren escuchar como toca el Concierto de Aranjuez.” / “¡Caray! ¿Y como sabíais que Lucía estaba aquí? ¿Es que en Marte se tienen noticias de ella? Sabíamos que Lucía era famosa pero no sabíamos que lo era tanto...” / “Soy yo. Con mucho gusto iría a tocar a Marte, si se me da esa gran oportunidad. ¿Pero sería posible que vinieran también mis amigas?” / “¡Qué bien, un viaje a Marte! ¡Vaya un fin de semana más guay... Muchas gracias, Lucía!” / ”De acuerdo. No hay ningún inconveniente... Pero deberán llevar también sus instrumentos musicales.” / “¡Pues vaya un chasco. Ya se me han quitado las ganas de ir...!” / “Venga Encarni. No empecemos otra vez. Tú no te preocupes. Es una oportunidad única... Y dígame señor, ¿Cómo es que conocen allí El Concierto de Aranjuez? ¿Es que allí se escucha música?” / ”Pues claro. Allí tenemos la costumbre de escuchar la radio, de ver la televisión, de ir a los conciertos y de comprar discos. Precisamente queremos darte una gran sorpresa por el disco que sacaste hace unos meses. Esta semana has conseguido el Nº 1 en la lista de ventas. ¿Sabías que eres la artista revelación en mi país...?” / “Si ya te lo decía yo, Lucía. ¿Ves como no tú no necesitas participar en Operación Triunfo...?”.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 12

Lucía quería tocar en una gala benéfica destinada a los niños del Tercer Mundo: “¡Uy, qué bien! Así podremos tocar LA PÍCARA JARDINERA...” / “Pero Encarni, ¿Cuántas veces te voy a decir que no es la PÍCARA JARDINERA, ni la PÍCARA COCINERA...? Que es: LA PÍCARA MOLINERA” / “¡Es que me confundo! Voy a tener que escribirlo por lo menos mil veces para que no se me olvide: LA PÍCARA MARINERA, LA PÍCARA MARINE... ¡Uy, lo ves! Ya me he confundido otra vez.” / ”Y digo yo, además de tocar todas juntas podríamos tocar también dúos, tríos, cuartetos...“ / “Pero es que a mí me da mucha vergüenza eso de tocar sola, María... ¿No puede ser todas en grupo?” / “Encarni, tienes que tener más confianza en ti misma. Tú vente a ensayar con nosotras que ya verás como todo va a salir muy bien. Y si en alguna ocasión te equivocas, no pasa nada. Tú siempre hacia adelante...” / Ese mismo día se pusieron de acuerdo y comenzaron a organizar los ensayos de la Gala. Pero Encarni creía que no iba a estar preparada lo suficiente para tocar de aquella manera. El caso es que en los primeros días siempre había algo que le impedía ir a los ensayos. El primer día estuvo enferma, el segundo se quedó durmiendo, el tercero se le paró el reloj, el cuarto tenía que quedarse cuidando a su hermana, el quinto se le había perdido la partitura, el sexto tenía que estudiar para un examen, el séptimo se le había olvidado el ensayo, el octavo... cosas de mujeres y el noveno se le había hecho tarde... Hasta que al décimo se le ocurrió decir: “¡Pero es que no veo!” / “Pero Encarni, ¿Cómo no vas a ver?” / “Es que me he levantado esta mañana y no veo ni tres montados en un burro.” / Lucía llamó preocupada a sus amigas y a los pocos instantes se presentaron en su casa: ”¿A que no adivinas quién soy yo?“ / “¿Pero cómo voy a saberlo si no te veo, Lucía?” / ”Pero si yo soy María“ / “¡Uy, perdona! Pero es que como no te veo... Tú debes ser Ana Gema. No. Tú debes ser Lola. ¿O eres tú por casualidad Esperanza...?” / “Pues no, que yo soy Lucía. Vamos a ver, ¿A mí me parece que tú no me dijiste antes por teléfono que también estabas sorda, verdad?” / “¡Vaya, ya me habéis pillado...!” / ”Encarni, tú no te preocupes. Tú, conmigo. Que vamos a tocar tú y yo un dúo para flauta y oboe que vamos a dejar al público alucinado.“ / “Venga vale. Con tal de tocar contigo, María, yo toco lo que haga falta... hasta LA PÍCARA ENFERMERA... digo LA PÍCARA MOLINERA”.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 11

Lucía estaba en casa de Anita estudiando las nuevas obras que la Orquesta del Conservatorio ensayaba en la últimas semanas, cuando de repente le llama la atención una música muy conocida para ella. Procedía de una televisión que había encendida en algún lugar de la casa. Se acercaron y vieron que se trataba de un pianista muy joven, casi de su edad, que estaba tocando el piano maravillosamente bien. Estaban dando una noticia relacionada con él. Al parecer nadie sabía verdaderamente quién era aquel chico. Le habían encontrado inconsciente en una playa y cuando volvió en sí había perdido completamente la memoria. Ni él mismo sabía quien era. Solamente podía recordar una cosa: que le gustaba mucho tocar el piano y que la pieza que más le gustaba tocar era precisamente el Concierto de Aranjuez. Lucía se acercó a la televisión para ver mejor la cara de ese joven. Efectivamente, era él. No había ninguna duda. Lucía reunió a todo el grupo y les contó esta extraña historia... Todos quisieron ir con ella ya que tenían muchas ganas de hacer un viaje para despejarse un poco de los exámenes, sobre todo Anita, que los había aprobado todos con las más altas calificaciones. Cuando llegaron al hospital, Lucía pidió permiso para tocar una pieza con su saxofón delante del chico. Conforme con la idea que llevaba entre manos, llevaron al paciente al salón de actos de aquel hospital. Lucía comenzó a tocar EL CONCIERTO DE ARANJUEZ. No podéis imaginaros la cara que puso el joven cuando empezó a tocar. Inmediatamente se levantó, se acercó al piano que había en el mismo salón y empezó a tocar él también. En ese preciso momento empezó a recordar hasta el último detalle. Y enseguida se acordó de su amiga Lucía. Se conocieron hace ya muchos años en uno de los conciertos que se celebran al aire libre como ya vimos en el Capítulo 3. Habían tocado tantas veces juntos el Concierto de Aranjuez que lo incluyó en su repertorio desde aquel momento. Cuando terminaron de tocar, el joven abrazó a Lucía y le dio las gracias por haberlo curado. Lucía le invitó a que visitara otra vez la ciudad y le dijo que podría tocar con la orquesta en el próximo concierto. El joven aceptó de muy buen grado y convinieron que cuando solucionara todo lo que le había ocurrido en los últimos días haría todo lo posible para estar allí antes del 11 de Junio: “¡Ah, y no te olvides de darle recuerdos a mi amigo Antonio Matías, que me acuerdo mucho de él y que pronto voy a volver a verle, ¿vale?”.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 10

Lucía tenía ensayo una noche con la orquesta pero antes tenía que pasar por casa de su abuelita para recoger las partituras de LA PÍCARA MOLINERA y EL BAILE DE LUIS ALONSO porque se las había dejado el día anterior. Su abuelita tocaba muy bien el piano y le había pedido a su nieta que se las dejara para tocarlas con el que tenía en casa ya que hacía mucho tiempo que no tocaba esas piezas. Pero antes de llegar se encontró con el lobo que la estaba esperando en un callejón: “¡Hola Caperucita! ¿A donde vas tan guapa, tan elegante y tan tarde por estas calles?” / “Oye tú, que yo no me llamo Caperucita. Que yo soy Lucía. Además, ¿A ti que te importa donde vaya yo a estas horas?”. / “Es que te estaba esperando para preguntarte si querías venirte a tocar esta noche conmigo. He oído que tocas muy bien el CONCIERTO DE ARANJUEZ y por eso he pensado que...” / “¡Pues va a ser que no! Porque esta noche tengo ensayo con la orquesta y tenemos que tocar LA PÍCARA MOLINERA y EL BAILE DE LUIS ALONSO. Y además, no me perdería nunca un ensayo para irme a tocar contigo”. / El lobo, al ver que no conseguía su propósito, echó a correr y llegó a casa de la abuelita antes que ella. Lucía, en cambio, había jugado al baloncesto con sus amigas y se había hecho daño en un pié, y por eso tardó más tiempo, porque cojeaba un poco. Cuando llegó se encontró a su abuelita metida en la cama, lo cual le pareció bastante extraño porque cuando su abuela se pone enferma la llama por el móvil y ella va a visitarla en seguida: “Lucía, ¿Por qué no te metes conmigo en la cama, que estoy muy malita y me haces compañía?” / Lucía sabía que algo no iba bien y en cuestión de segundos, mientras fingía que iba al baño, elaboró una estratagema... El lobo incluso empezó a arrepentirse y pensó que hubiera sido mejor ir a buscar a esa “MOLINERA” y luego irse a aquel “BAILE” del que le había hablado antes Lucía. Sin dejar que sospechara nada, se acercó a la cama y la destapó: “Abuelita, abuelita... ¡Uy, qué cosa más pequeña tienes...!” / Y en ese momento entró el Equipo A, es decir, el Equipo de A-na Gema: Encarni, Lola, María, Esperanza y todas las demás. El lobo salió tan asustado de la casa que no dio tiempo a alcanzarlo. Lucía contó todo lo que le había sucedido y cómo la había confundido el lobo con Caperucita. Y Encarni le dice: “Pues si tú fueras Caperucita, no serías Caperucita Roja, tú serías más bien: Caperucita Coja, ¡Si es que yo...!” / Y todos rieron la ocurrencia de Encarni.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 9

La Orquesta del Conservatorio tenía un concierto muy importante en Caravaca de la Cruz. Pero al llegar a aquella ciudad una banda de ladrones le robaron la flauta a Ana Gema: “Yo creo que deberíamos llamar a la Poli” / “Pero Lucía, ¿Qué tiene que ver la madre de Pedro el Chirreta en todo esto?” / “¡Encarni, despistada, que yo me refería a la Policía...!” / Afortunadamente la Policía no tardó demasiado tiempo en encontrar a los ladrones, los cuales fueron puestos enseguida a disposición judicial. Pero cuando los llevaban presos a la cárcel se encontraron casualmente con Don Quijote y Sancho: “¡Caray, esto me recuerda al Capítulo XXII de la Primera Parte del Quijote...! Señor Don Quijote, ¿No se le ocurrirá liberar en esta ocasión a los detenidos, verdad?”. / “Querida Lucinea, digo Lucía, no te preocupes que esta vez todo sucederá distinto. No vaya a ser que cuando les deje libres empiecen a darme una paliza tan grande como la que me dieron hace 400 años, y salga tan mal parado por aquellos mismos a quien tanto bien quería hacer. Porque bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan, que es libre nuestro albedrío y no hay yerba ni encanto que le fuerce. Pero de gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que más a Dios ofende es la ingratitud... ¿Pero podéis decirme al menos por qué van detenidos?”. / “Pues porque le robaron la flauta a Ana Gema.” / “¿Una flauta?” / “Sí. Es un instrumento de viento” / “¿Y eso es algún tipo de molino?” / “No... Es un instrumento musical. Pero decidnos, ¿A qué se debe vuestra visita a la ciudad de Caravaca?” / “Pues venía precisamente a participar con mi caballo Rocinante en unas carreras que dicen que son muy famosas en todo el mundo y que se llaman los Caballos del Vino. Sancho no viene precisamente por los caballos, sino por el vino, que dicen por cierto que por estas tierras son muy buenos y de una excelente calidad. Yo en cambio, quiero empezar nuevamente mis aventuras ganando en aquella cuesta famosa la más grande carrera que jamás se haya visto en Caravaca ni en ningún otro lugar del mundo, luego lucharé contra los moros para librarme de un encantamiento, escucharé a Sonia como toca el Concierto de Aranjuez, que me han dicho que lo toca muy bien, y posteriormente libraré una gran batalla ante unos descomunales monstruos que habitan por estas tierras y que pronto verán la fuerza de mis valerosos brazos”.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 8

Después del éxito que obtuvo con la grabación del disco y con su magnífica interpretación del Concierto de Aranjuez, a Lucía le llovían las ofertas. Hasta le hicieron una muy especial que consistía en ser la protagonista de una película que se titulaba: TOCANDO EL VIENTO. En ella tenía que interpretar su pieza favorita. Pero como Lucía tenía otros planes mucho más importantes tuvo que rechazarla. Una lástima, porque seguro que le habrían dado un Óscar, por lo menos. Por eso buscaron a Gloria para que lo interpretara con su fliscorno. Pero no debemos olvidar que en un principio se había pensado en Lucía para que lo tocara con su saxo... La popularidad de Lucía era tal, que incluso se hizo una película pensando en ella y esa película se titulaba LUCÍA Y EL SEXO. Pero no todo iba a ser color de rosa. Una maestra de Lucía, que estaba al tanto de la fama que estaba gozando una de sus alumnas, le tenía tanta envidia que intentaba por todos los medios dejarla en ridículo delante de toda la clase: “Lucía, ¿Tú sabes quien es el compositor del CONCIERTO DE ARANJUEZ?” / “Pues claro, maestra. El compositor es Joaquín Rodrigo. Precisamente el edificio que van a construir enfrente de mi casa va a llevar su nombre... / “¿Y tú sabes cuando se estrenó esta obra? “ / “Pues claro. Fue estrenada en Barcelona en 1940 por el guitarrista Regino Sainz de la Maza y el primero que la grabó en un disco fue otro gran guitarrista llamado Narciso Yepes. Éste último nació precisamente en Lorca y la principal sala de conciertos del Auditorio y Centro de Congresos de Murcia también lleva su nombre...” / “Me parece Lucía que te estás pasando de lista. ¿Cómo te atreves a decir delante de todos tus compañeros que el Concierto de Aranjuez fue estrenado por un guitarrista? Es que no sabes todavía que esa obra está escrita para Saxofón. ¿Cómo la va a tocar un guitarrista? Además, ¿No es precisamente la obra que te gusta tocar tanto a ti y con la que conseguiste ganar tantos premios...? Debería darte vergüenza. Más valdría que dedicaras más tiempo a tus estudios para no tener que decir tantos disparates. Te aseguro que todo el mundo se enterará de lo inculta que eres verdaderamente...“ / “Maestra. ¿Se acuerda lo que le dije el otro día cuando me preguntó a solas sobre el Concierto de Aranjuez? Pues todo lo que le dije entonces era mentira...” Y de esta manera, Lucía consiguió que aquella maestra no la molestara nunca jamás. La estratagema de Lucía había funcionado a las mil maravillas.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 7

Lucía tiene un concierto con la Orquesta dentro de unos días. Es un concierto muy importante porque la orquesta invitada que viene en esta ocasión es de gran categoría y por eso han de estar a la altura de las circunstancias. Pero Lucía se había puesto enferma y sus amigas estaban preocupadas: “Lucía, ponte buena este fin de semana que tenemos que tocar un concierto en el Calzetín” / “Encarni, que no es en el Calzetín, que es en el Zacatín.” / “¿Y qué es lo que he dicho? ¡En el Calzetín...! ¿Y sabes que la orquesta invitada lleva ya unos días en la ciudad y están burlándose de nosotros en todas partes? Se creen superiores. Fíjate. Más de la mitad de los músicos que han venido con ellos son refuerzos. Llevan 30 por lo menos. Y dicen que están muy buenos, digo, que son muy buenos. Pero es que incluso se han enterado de que estás enferma y creen que no te atreves a tocar el Concierto de Aranjuez delante de ellos. Además, tenemos que estrenar LA PÍCARA COCINERA.” / “¡Que no se dice así, que es LA PÍCARA MOLINERA! Mira Encarni, yo no sé si voy a poder tocar en el concierto. Lo que sí sé es que si me quedo en mi casa me voy a poner peor solamente con pensar en que vosotros estáis tocando y yo no. Por lo que haré todo lo posible para ir. Pero no por lo que dicen esas personas, sino porque necesito ir a tocar con vosotros...” Lucía no llegó a recuperarse del todo pero pudo ir a tocar al concierto. Por lo menos se olvidó aquella mañana de que estaba enferma. Pero no os podéis imaginar lo que sucedió aquel día. Los músicos de la orquesta invitada estaban ya preparados en la plaza para tocar, pero al poco tiempo... ¡Oh Dios mío! ¿Por qué sonaba todo tan mal...? “¡Esperanza!, ¿Tú tuviste algo que ver en todo este lío? / “Pues me parece que sí... Es que resulta que no nos habían enviado el programa de lo que iban a tocar en el concierto y entonces yo le pregunté a uno de ellos que, por cierto, también tocaba el oboe, y me dijo que iban a tocar LA GALLINA TURULETA. Y claro, yo no caí en que se estaba burlando de mí y por eso en el programa de mano apareció ese título. Pero resulta que los músicos que habían venido a reforzarlos se creían que era cierto lo que ponía en el programa, y entonces, unos empezaron a tocar LA URRACA LADRONA y otros empezaron a tocar LA GALLINA TURULETA. Y ya viste el lío que se formó. Pero yo creo que ellos mismos se lo tenían merecido. ¡Es que hay que ser más serios, no crees!”

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 6

Lucía quiere grabar su Concierto de Aranjuez en un CD para mostrar todo su trabajo y su esfuerzo a un público mucho más amplio y para enseñárselo a sus amigos y a sus compañeros de clase. Tenía muchas ganas de hacer algo nuevo y diferente. No lo hacía buscando la fama ni las ventajas económicas. Sabía muy bien que aunque el disco no tuviera éxito ella seguiría esforzándose y en vez de desanimarse estudiaría todavía mucho más y con mucha más entrega e ilusión. Pero había estudiado tantos años que creía que debía darse a conocer ya a la gente. El problema era que la orquesta no tenía un lugar apropiado para grabarlo: “¿Y por qué no lo grabamos donde grabó el suyo Pedro Fernández?”- Le decía Encarni - “¿Pero cómo vamos a grabarlo en la habitación de Pedro? ¿Y donde se va a colocar la orquesta?” - Respondió María, que estaba muy contenta últimamente porque se había comprado un corno inglés - “Pues muy sencillo. Nos ponemos en fila india. Pedro nos graba a cada uno con su grabadora y luego él lo junta todo. ¿Has visto qué sencillo? ¡Si es que yo...!” / “Pues a mí me parece que así no va a quedar muy bien...” Como no tenían muy seguro aquello de grabar uno por uno se pusieron en contacto con una casa discográfica y allí les informaron detalladamente. La orquesta estuvo al completo durante los dos días de grabación. Fue un fin de semana maravilloso y una experiencia única. Pero nada comparado con lo que vino poco tiempo después: “¡Lucia, Lucía! ¿Que hemos conseguido un disco de oro puro?” / “¿Cómo va a ser de oro puro? Será un disco de oro... solo” - Le dijo María a Encarni. En ese momento llegaron Ana Gema y Lola: “¡Lucia, Lucía! ¿Que hemos conseguido los premios a la mejor grabación del año, al mejor disco, a la mejor canción y nos han dado 8 gramos?” . Y Lucía que no paraba de reírse les corrigió: “¿Cómo que nos han dado 8 gramos, serán 8 grammy’s?”. El premio que más satisfacción le dio fue el Premio a la Solista Revelación del año por su interpretación del Concierto de Aranjuez. A los pocos días Lucía era invitada a tocar por todas las orquestas más importantes del mundo. Sin pretenderlo, Lucía se hizo muy popular y fue muy querida por el gran público. Pero ella seguía teniendo los pies en la tierra. Fiel a sí misma, siguió estudiando y mejorando sus interpretaciones y no dejó que la vida de famosa le cambiara para nada su forma de ser y de hacer las cosas.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 5

Lucía había tocado en otras orquestas antes de tocar en la Orquesta del Conservatorio. No todas fueron experiencias buenas para ella pero al menos le sirvieron para superarse y aprender de los errores. En una ocasión tocó con una que lo hacía tan mal, que en un concierto el público huyó dando gritos por lo desafinado que tocaban. El público, aterrorizado, como si se hubiera producido una catástrofe, estaba tan asustado que tuvieron que abrir las puertas de emergencia. Una persona, que no sabía exactamente lo que pasaba, dio la voz de alarma, creyendo que había pasado algo mucho más grave, y se presentaron a la vez los bomberos, las ambulancias, la policía... En otra ocasión tocó con otra cuyos componentes siempre se estaban peleando. Unas veces se enfrentaba la cuerda con el viento madera, otras con el viento metal, otras era el viento metal con la percusión y así sucesivamente... Como no le gustaba ese ambiente decidió irse a otra. Pero resulta que llegó a una orquesta, en la que, por envidia, Lucía fue secuestrada para que no hiciera el papel de solista en el Concierto de Aranjuez. Pero ella era más lista que todos ellos y con ayuda de tres amigas cómplices (Encarni, Ana Gema y Lola), que tampoco estaban a gusto en esa orquesta, consiguió escapar del habitáculo donde la encerraron. Las tres nuevas amigas se pusieron a tocar de tal manera con sus instrumentos, que al igual que sucedía en las historias de la mitología griega, hipnotizaron a los componentes de la orquesta y consiguieron liberarla sin que se dieran cuenta. Lucía pudo rescatar su saxofón y las 4 decidieron tocar a partir de ese momento en la Orquesta del Conservatorio. Pero los músicos que secuestraron a Lucía estaban muy enfadados y decidieron boicotear el concierto donde Lucía iba a estrenar el Concierto de Aranjuez. Llegaron incluso a robarle la partitura pero como se la sabía de memoria aquello no le suponía ningún problema. Después intentaron provocar un cortocircuito pero un policía que estaba avisado de lo que podía ocurrir esa noche pudo adelantarse a sus propósitos. Cuando comenzó el concierto algunos empezaron a reírse de Lucía. Pero ella, segura de sí misma, tocó como nunca había tocado, pensando en la sorpresa que les esperaba a la salida. Cuando terminó el concierto, aquellos músicos fueron detenidos y llevados a la cárcel, mientras que Lucía logró un éxito apoteósico y fue sacada a hombros por todos sus compañeros de la Orquesta.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 4

Lucía estaba enamorada de Joaquín... de Joaquín Rodrigo, queremos decir. No paraba de escuchar una y otra vez el Concierto de Aranjuez. Se lo sabía de memoria. Hasta era capaz de tocarlo de arriba a abajo, y al revés, de abajo a arriba (aunque de esta manera no lo solía tocar mucho porque sonaba un poco raro, decía ella). Incluso llegó a pensar que cuando se hiciera mayor también se lo iba a estudiar para poder tocarlo en inglés, en francés, en alemán, y también en chino. Y es que lo que le pasaba a Lucía por la cabeza era difícil de imaginar. Cuando era pequeña, tenía la costumbre de mirar al cielo por las noches porque creía que si miraba muy atentamente podía ver como las estrellas se agrupaban para formar canciones (luego descubriría que lo único que formaban en realidad eran constelaciones): “Mira, allí hay una redonda, y allí una blanca, y una negra, y una corchea...” - Le decía a Encarni - “¿Y no ves por casualidad alguna garrapatea o una semigarrapatea?” - Le preguntaba ella a Lucía - “¿Pero cuantas veces te he dicho que ya no se utilizan esas figuras musicales?” / “Es verdad. Pues entonces... ¿Puedes decirme las notas de la última canción de Melendi?” / “¿Pero si te las dije anoche?” / “Yaa, es que son para la Ana Gema...” Lucía creía ver pentagramas en el cielo. Hasta creía que podía descifrar la Tonalidad de aquellas canciones que se sacaba de su imaginación. Cuando se hizo mayor se dio cuenta de que la Osa Mayor y la Osa menor no tenía nada que ver con lo que ella pensaba. En aquella época comenzó a escuchar la radio y empezó a conocer diferentes tipos de música. Al principio le era un poco difícil porque no estaba acostumbrada, pero más adelante descubrió que cuanto más escuchaba una obra musical, al final acababa gustándole. Una de esas obras se le resistió por lo menos 8 meses. Cuando la escuchó por primera vez no le gustaba en absoluto. Pero hizo un esfuerzo de voluntad y la escuchó muchas veces durante ese tiempo y al final se convirtió en una de sus piezas favoritas. También descubrió que conocía más obras de lo que ella misma se imaginaba porque muchas obras ya las había escuchado en alguna ocasión, aunque no podía decir como se llamaban. Cuando se enteró de que iban a poner en la radio el Concierto de Aranjuez interpretado por un saxo, se puso como loca. Y no le importó el tener que esperarse hasta las 4 de la madrugada para poder escucharlo y grabarlo tranquilamente.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 3

Si Lucía toca el saxo hoy en día es por una anécdota que le sucedió cuando ella era muy pequeña. Y es que ella creía con toda su inocencia que todo el mundo tenía un saxo en casa. Lo único que no pudo entender entonces era lo del saxo masculino y saxo femenino. Cuando Lucía se hizo más mayor no paraba de reírse por la equivocación que había tenido durante tanto tiempo. Y aún así decidió aprender a tocar ese instrumento. Pero en algunas ocasiones el subconsciente le jugaba alguna mala pasada. Una vez en el colegio, el maestro le preguntó a Lucía qué era lo que había hecho en el último verano. Y Lucía respondió casi sin pensar: “Practicar el sexo todos los días y a todas horas... digo el saxo. ¡Uy, que vergüenza!” Y se puso más colorada que un tomate. Los compañeros no paraban de reírse. En otra ocasión hablando con Encarni, que era un amiga suya que tocaba la flauta, le comentó que iba a cambiar de sexo. Encarni se quedó de piedra. Pero cuando le dijo que iba a empezar a estudiar con el sexo tenor, su amiga ya no pudo contenerse y empezó a reírse con tanta fuerza que Lucía estaba un poco asustada. Cuando Lucía se dio cuenta de lo que había dicho ella misma, también empezó a reírse por la equivocación que había tenido. Y es que para Lucía todos los días eran así. Lo mismo disfrutaba un Lunes que un Sábado o un Domingo. Todos los días tenía tiempo para estudiar y para divertirse un poco. Le gustaba mucho caminar por su ciudad. Nunca sabía lo que podía encontrarse en ella. Mientras giraba por cualquiera de sus calles, lo mismo podía encontrar un concierto de una orquesta como alguna representación teatral. Gentes que llegaban de todos los lugares y que le gustaban animar la vida de los pueblos y ciudades de una manera mucho más original, aunque fuera en una de las plazas más escondidas. Incluso en los mercados callejeros se podía encontrar todos los días actuaciones de todo tipo: conciertos de grupos de cámara, obras de teatro griego y medieval, recitales de poesía, mimos, trucos de magia, encantadores de serpientes... Incluso ella misma se animó a tocar con unos amigos que conocía por el Conservatorio... A veces pensaba por qué el día no podía tener 1000 horas. Como en alguna ocasión había leído que antiguamente en el planeta Tierra los días duraban 9 horas, ella confiaba en que algún día la tierra se hiciera más grande y que girara todavía más lenta para que en vez de tener 24 tuviera por lo menos 48 horas.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 2

Lucía tocaba tan bien el Saxo que hacía con él todo lo que ella quería. Y no nos referimos solamente a que era capaz de tocar cualquier escala, cualquier ejercicio, lección, canción, obra musical, por difícil que fuera y, por supuesto, de memoria. No. Además de hacer todo aquello, era capaz de hacer realidad todo lo que se imaginaba cuando estaba tocando. En una ocasión, mientras tocaba el Concierto de Aranjuez, se imaginó que todos los instrumentos flotaban en el aire y que los músicos no podían alcanzarlos. Cuando abrió los ojos, los músicos estaban subidos cada uno en sus sillas tratando de coger cada uno su instrumento. En ese momento se le ocurrió que los instrumentos empezaran a dar vueltas y más vueltas. Y ahora pasaba un clarinete por aquí y una trompeta por allá... ¡Cuidado con esa tuba! Luego se imaginó que todos los músicos iban montados cada uno en su propio instrumento, como si cada uno pilotara el suyo. Menuda sinfonía acrobática que interpretaron. Pero lo mejor fue cuando Lucía llegó al Segundo movimiento de este Concierto y comenzó a tocar su maravilloso Solo. Lo había escuchado e interpretado tantas veces que se imaginó que estaba en uno de esos jardines donde el compositor se inspiró para componer esta obra y en ese momento logró lo que nadie había logrado hasta ahora: Parar el Tiempo y todos los relojes del mundo durante unos minutos... Todos los músicos saben que cuando se interpreta música puede uno imaginarse historias, personas, sentimientos... pero lo de Lucía era asombroso. En otra ocasión descubrió que haciendo un intervalo de 4ª aumentada (no voy a decir cuál, no vaya a ser que se descubra) en sentido ascendente, podía abrir la puerta de la habitación en la que estuviese en ese preciso momento. Si lo hacía en sentido descendente la cerraba. Y de esa manera, investigando unos y otros intervalos: mayores, menores, justos, aumentados, disminuidos... consiguió abrir y cerrar ventanas, armarios, atriles; transportar cosas, ya sean sillas, mesas... Incluso pudo ordenar todos los instrumentos de la orquesta sin necesidad de mover un dedo. Bueno, solamente los que necesitaba para tocar el intervalo correspondiente. Lo que no pudo conseguir nunca era un intervalo que le permitiera aprobar los exámenes sin estudiar... pero sí consiguió aprovechar mucho mejor el tiempo para estudiar y asimilar todas las asignaturas del colegio sin dejar de practicar e imaginar todos los días con su instrumento.

LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 1

Lucía es extraordinaria, simpatiquísima, muy responsable y, de vez en cuando, algo traviesa. Le gusta mucho estudiar y saca muy buenas notas. Pero lo que más le gusta es la música y su instrumento favorito es el Saxo. Todos los días, después de hacer los deberes, estudia sus lecciones y ensaya las partituras que tiene que tocar en la orquesta. De pequeña realizaba muchas travesuras. En una ocasión se hizo la dormida en uno de los ensayos, se levantó como sonámbula y comenzó a tocar con los ojos cerrados una de sus maravillosas composiciones a las que nos tiene acostumbrados. Cuando dejó de tocar nos dejó a todos sin respiración. Se hizo un silencio mágico. Y en ese momento hizo como que se despertaba. Y todos aplaudimos a rabiar. Aunque en otra ocasión se durmió de verdad y sólo pudimos despertarla cuando decidimos tocar todos juntos un acorde que nunca se había escuchado jamás en ningún otro lugar. Se asustó tanto entonces que prometió no dormirse nunca más en los ensayos con tal de no escuchar el mismo acorde. En otra ocasión se puso a afinar a una amiga suya que había entrado recientemente a la orquesta. Y su amiga le decía: “Lucía, a este afinador le pasa algo raro, ¿a lo mejor le faltan las pilas?.” Y Lucía, que no paraba de reírse, le decía: “¿Pero cómo le van a faltar las pilas si te estoy afinando con el mando a distancia de mi televisión”? Y en otra ocasión quiso afinar ella sola a toda la orquesta. Y cuando empezamos a tocar, sonaba todo tan desafinado que no podíamos explicarnos lo que ocurría. Luego descubrimos la broma. Había afinado de distinta manera a cada músico cambiando el afinador sucesivamente a 441, 442, 443... Pero la mayor travesura fue aquella noche en la que, aprovechando que el Director había salido un momento, se le ocurrió subirse a la tarima y sugirió a los músicos que pusieran al revés las partituras para saber cómo sonaba de aquella manera. Fue el estropicio tan grande que el Director se enfadó mucho con ella. Más adelante volvió a repetirlo pero en aquella ocasión todas las notas y todos los signos musicales de las partituras se cayeron por los suelos. El Director, todavía más enfadado que la vez anterior, mandó a Lucía que volviera a recogerlos todos y que los pusiera uno a uno en su sitio. Pero el enfado del Director desapareció cuando comprobó que Lucía había colocado mucho mejor todos los signos musicales, las ligaduras, las notas equivocadas, de como estaban colocados en un principio...