LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 15

Eran ya las 4 de la mañana. Ninguna de ellas podía conciliar el sueño pensando únicamente en el lugar idóneo para pasar unos días de vacaciones antes de que comenzara el curso escolar... De pronto, a Encarni se le ocurrió una magnífica idea. Saltó inmediatamente de la cama y se fue corriendo y gritando por las calles: “¡Ya lo tengo! ¡Ana Gema, despierta! Este año nos vamos a ir de vacaciones a Raquetas de chili.” / ”¡Pero Encarni, tú estás chalada! ¿Es que no podías haberte esperado hasta mañana? ¿Y qué es eso de Raquetas de Chili?“ / “Espera, que me he equivocado... Quería decir: Raquetas de María del Mar... ¡Ay, no! Que tampoco es eso... / ”Encarni. Yo me creo que tú estás un poco despistada... Querrás decir: Roquetas de Mar... / “¡Eso es! Es que no me acordaba muy bien del nombre ese...” / ”Pero yo creo que ahora no es el mejor momento para ir allí...“ / “Pues entonces, nos podemos ir al Sitio de Zaragoza, ¿Qué te parece...?” / Ana Gema no podía contener la risa por las divertidas ocurrencias de Encarni... A la mañana siguiente Lucía salió de casa muy temprano para ver a sus amigas y para comunicarles una noticia extraordinaria: “¡Ya está todo solucionado! Vamos a llamar a todos los demás para que preparen las maletas. ¡Porque este año nos vamos a ir a Bullas...!” / “¿A Bullas? ¿Te refieres a aquél pueblo que hay cerca de Caravaca de la Cruz, en la provincia de Murcia...?” / “¡No, no...! Me refiero a una pequeña aldea de unos pocos habitantes, perteneciente a la Parroquia de San Pedro de Arcos en el Municipio de Outeiro de Rei (Otero del Rey) en la Provincia de Lugo (Galicia) / ”¡Venga, Lucía! Tú nos estás tomando el pelo a las dos, ¿verdad?“ / “Eso es lo que yo pensé cuando me llamaron anoche por teléfono. Pero resulta que no. Que es verdad. Porque nos han invitado a la inauguración de un Auditorio que se ha construido allí mismo para todas las aldeas que hay en los alrededores y quieren que toque yo el Concierto de Aranjuez en la inauguración. Y nos han invitado a pasar una semana con ellos. Vosotras también, por supuesto. ¿No es maravilloso...? Por cierto... anoche escuché unos gritos muy pero que muy extraños... ¿Vosotras los escuchasteis por casualidad?” / ”¡Pues la verdad es que yo no escuché absolutamente nada...! ¿Y tú Encarni, escuchaste algo...?“ / Y Encarni, más colorada que un tomate, le tuvo que contar a Lucía todo lo que le había sucedido durante aquella larguísima y alocada noche, que no olvidaría nunca jamás...