LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 6

Lucía quiere grabar su Concierto de Aranjuez en un CD para mostrar todo su trabajo y su esfuerzo a un público mucho más amplio y para enseñárselo a sus amigos y a sus compañeros de clase. Tenía muchas ganas de hacer algo nuevo y diferente. No lo hacía buscando la fama ni las ventajas económicas. Sabía muy bien que aunque el disco no tuviera éxito ella seguiría esforzándose y en vez de desanimarse estudiaría todavía mucho más y con mucha más entrega e ilusión. Pero había estudiado tantos años que creía que debía darse a conocer ya a la gente. El problema era que la orquesta no tenía un lugar apropiado para grabarlo: “¿Y por qué no lo grabamos donde grabó el suyo Pedro Fernández?”- Le decía Encarni - “¿Pero cómo vamos a grabarlo en la habitación de Pedro? ¿Y donde se va a colocar la orquesta?” - Respondió María, que estaba muy contenta últimamente porque se había comprado un corno inglés - “Pues muy sencillo. Nos ponemos en fila india. Pedro nos graba a cada uno con su grabadora y luego él lo junta todo. ¿Has visto qué sencillo? ¡Si es que yo...!” / “Pues a mí me parece que así no va a quedar muy bien...” Como no tenían muy seguro aquello de grabar uno por uno se pusieron en contacto con una casa discográfica y allí les informaron detalladamente. La orquesta estuvo al completo durante los dos días de grabación. Fue un fin de semana maravilloso y una experiencia única. Pero nada comparado con lo que vino poco tiempo después: “¡Lucia, Lucía! ¿Que hemos conseguido un disco de oro puro?” / “¿Cómo va a ser de oro puro? Será un disco de oro... solo” - Le dijo María a Encarni. En ese momento llegaron Ana Gema y Lola: “¡Lucia, Lucía! ¿Que hemos conseguido los premios a la mejor grabación del año, al mejor disco, a la mejor canción y nos han dado 8 gramos?” . Y Lucía que no paraba de reírse les corrigió: “¿Cómo que nos han dado 8 gramos, serán 8 grammy’s?”. El premio que más satisfacción le dio fue el Premio a la Solista Revelación del año por su interpretación del Concierto de Aranjuez. A los pocos días Lucía era invitada a tocar por todas las orquestas más importantes del mundo. Sin pretenderlo, Lucía se hizo muy popular y fue muy querida por el gran público. Pero ella seguía teniendo los pies en la tierra. Fiel a sí misma, siguió estudiando y mejorando sus interpretaciones y no dejó que la vida de famosa le cambiara para nada su forma de ser y de hacer las cosas.