LUCÍA Y EL SAXO - Capítulo 20

Lucía había decidido que ya había llegado el momento de realizar por fin la gran aventura de su vida. Llevaba mucho tiempo planeándola y finalmente eligió hacer una gira de conciertos por Irak. La verdad es que era un asunto muy peligroso debido a la inestabilidad política que reina en los últimos tiempos en aquel país pero era una idea que le rondaba desde hacía ya muchos años y pensaba que había llegado la hora de llevarla a cabo. Ella creía que la mejor arma para conseguir la Paz en el mundo era a través de la música y por eso se decantó por este lugar tan conflictivo para poder demostrarlo. Para ello eligió el CONCIERTO DE ARANJUEZ como uno de los temas para su próxima gira: “Pues también podrías haber elegido LA PÍCARA GUERRILLERA, ¿no te parece?” / ”¡Pero Lucía, lo que quieres hacer es una locura...!“/ “Ya lo sé, pero creo que debo ir allí ahora mismo. Además, tengo la intención de encontrar el lugar donde se guardan las famosas armas de destrucción masiva que nadie ha podido localizar todavía.” / “¿Y cómo vas a hacerlo si nadie ha podido conseguirlo hasta ahora?” / “Es que tengo una idea.” Nada más llegar al aeropuerto, Lucía detectó a un grupo de personas un poco sospechosas. Armó su instrumento rápidamente y comenzó a disparar sonidos por aquí y por allá, con las notas del CONCIERTO DE ARANJUEZ. Las notas impactaron en los oídos y en los corazones de cada una de esas personas, las cuales se entregaron a la Policía arrepentidas por sus numerosísimos crímenes. Sin embargo, uno de ellos logró escapar. Parecía asustado pero también daba la impresión como si se hubiese librado de un gran peso de encima, ya que este joven estaba obligado en contra de su voluntad a seguir unas ideas que no compartía en absoluto. Lucía, acompañadas de Encarni y Lola, no lo perdieron de vista y le siguieron hasta una remota cueva que había en las afueras de la ciudad: ”¡Seguro que este es el lugar que tú andabas buscando, Lucía!“/ “Venga, vamos a echar un vistazo ahí abajo...” El chico fue sorprendido justo en la entrada y tuvo que admitir todo lo que ya suponían. Bajaron hasta el fondo de la cueva y cuál fue la sorpresa de cada una de ellos, incluso de él mismo, cuando se dieron cuenta de que lo que había escondido realmente en aquella cueva no eran precisamente las armas de destrucción masiva como ellos pensaban, sino una funda de platillos de concierto, una maza de bombo, dos pares de baquetas y un afinador que habían desaparecido hacía ya mucho tiempo.